viernes, 4 de enero de 2019
CAPITULO 57
—Creo que le gusto más en mis películas que en persona —se rio Esteban ante la sorprendente novedad de que sus encantos hubieran fallado con una de sus admiradoras.
—Sí, eso le pasa también con mis libros: no te imaginas cuánto adora a Miss Dorothy y cuánto detesta a Pedro Alfonso.
—Sabe que sois la misma persona, ¿verdad? —se burló Esteban ante aquella contradictoria mujer.
—Sí, y aun así nos separa. Dice que yo sólo soy un bruto, pero que en el fondo oculto a ese escritor al que ella ama.
—¡Vaya! Parece que esa chica te conoce mejor que nadie… Y la pregunta clave, amigo mío, es: ¿a ésta también la vas a dejar marchar? —quiso saber Esteban, preocupado por los verdaderos sentimientos de su solitario amigo.
—Esteban, ella quiere amor. Quiere ese estúpido cuento de las novelas románticas que tanto adora, y yo no puedo dárselo. Está mejor lejos de mí. En cuanto el libro esté terminado, la dejaré marchar.
—¿No puedes darle ese amor que ella busca, o más bien no quieres dárselo? — preguntó Esteban, profundizando en lo que por una vez su amigo comenzaba a sentir por una mujer.
—Eso no es de tu incumbencia —cortó Pedro secamente, intentando acallar a su amigo, que se acercaba demasiado a la verdad.
—Ya veo… calladito estoy más guapo, ¿verdad? Porque con mis impertinentes preguntas, que tú no te atreverías a hacerte, te hago reflexionar sobre lo que empiezas a sentir por esa chica. Ella ha conseguido de ti lo que no hemos obtenido otros en años: que salgas de este recóndito lugar y vuelvas a escribir. ¿Y aún te preguntas si Paula es especial? Amigo mío, más vale que te des cuenta de lo que tienes antes de que lo pierdas. Te lo digo por experiencia... —comentó Esteban, recordando un gran amor perdido de su pasado—. Cuando esa chica especial desaparezca de tu vida, sólo te quedará un gran vacío y una falsa sonrisa para aparentar que todo va bien y que nunca ha ocurrido nada. Y Pedro, tú no sabes sonreír. Mucho menos aparentar que lo haces... —finalizó Esteban, saliendo al exterior para quedarse a solas con los dolorosos recuerdos de lo estúpido que había sido en el pasado, y deseando que su amigo no cometiera los mismos errores que tanto lo atormentaban a él.
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Qué buen amigo resultó ser Esteban. Lo que me encantó es la reacción de Pau jajajaja.
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